La verdad se atestigua con la vida

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En la Audiencia general el Papa Francisco insistió en que la lengua mata como un cuchillo: el chismoso o la chismosa es un terrorista.

 A veces se justifica diciendo: "¡Solamente he dicho la verdad!". "Puede ser, pero has revelado hechos personales o reservados. ¡Cuántos chismes destruyen la comunión por importunidad o falta de delicadeza!". Durante la Audiencia general, el Papa Francisco se concentró en el octavo mandamiento y explicó que "no dirás falsos testimonios quiere decir vivir como Hijos de Dios", y
puesto que "una persona habla con todo lo que es y hace", la verdad "no se dice tanto con discursos, es una manera de existir, una manera de vivir y se ve en cada acto" de una persona. 
"Vivir de comunicaciones no auténticas es grave, porque impide las relaciones y, por lo tanto, el amor: en donde hay mentira no hay amor, no puede haber verdadero amor", dijo Jorge Mario Bergoglio. "Y, cuando hablamos de comunicación entre las personas, nos referimos no solo a las palabras, sino también a los gestos, a las actitudes e incluso a los silencios y a las ausencias. Una persona habla con todo lo que es y hace. Todos nosotros estamos siempre en comunicación, todos nosotros vivimos comunicando y estamos constantemente al borde entre la verdad y la mentira. Pero —prosiguió el Papa—, ¿qué significa decir la verdad? ¿Significa ser sinceros? ¿O ser exactos? En realidad, esto no es suficiente, porque se puede estar sinceramente en el error, o se puede ser precisos en los detalles, pero no apreciar el sentido del conjunto. A veces nos justificamos diciendo: "Pero, ¡yo solo he dicho lo que sentía!". Sí, pero has absolutizado tu punto de vista. O bien: "¡Yo solo he dicho la verdad!". Puede ser, pero has revelado hechos personales o reservados. ¡Cuántos chismes destruyen la comunión por inoportunidad o falta de delicadeza!". 
"Es más", insistió Francisco, "los chismes matan, y esto lo dice el apóstol Santiago en su carta: el chismoso, la chismosa son gente que mata a los demás, porque la lengua mata como un cuchillo. Tengan cuidado: el chismoso o la chismosa es un terrorista, porque con su lengua arroja la bomba y se va, y esa bomba que arroja destruye la fama ajena, y él se va tranquilo: no lo olviden, chismorrear es matar". 
Pero, entonces, se preguntó el Papa retomando su discurso, "¿qué es la verdad?". Francisco retomó la narración evangélica sobre la pasión de Jesús para subrayar que Jesús ofrece testimonio "con su pasión y con su muerte". El Evangelista Marcos narra que "el centurión, que se encontraba frente a él, al verlo expiar de esa manera, dijo: "¡En verdad este hombre era Hijo de Dios!". Sí, porque fue coherente, con su manera de morir, Jesús manifiesta al Padre, su amor misericordioso y fiel". 
"En cada uno de sus actos, el hombre, las personas afirman o niegan" la verdad de que Dios es nuestro Padre, "desde las pequeñas situaciones cotidianas a las decisiones más difíciles", dijo Francisco, quien, prosiguiendo con su ciclo de catequesis dedicado al Decálogo, reflexionó sobre el octavo Mandamiento. "No pronunciarás falsos testimonios contra tu prójimo": "Es la misma lógica, la que los padres y los abuelos nos enseñan cuando nos dicen que no digamos mentiras. Preguntémonos: ¿cuál verdad afirman las obras de nosotros los cristianos, nuestras palabras y nuestras decisiones? Cada uno puede preguntarse: ¿soy un testimonio de la verdad o soy más o menos un mentiroso disfrazado de verdadero? Los cristianos no somos hombres ni mujeres excepcionales. Pero somos hijos del Padre celeste, que es bueno y no nos defrauda, y pone en sus corazones el amor por los hermanos. Esta verdad no se dice tanto con los discursos, es una manera de existir, una manera de vivir y se ve en cada uno de los actos. "Este hombre es un hombre verdadero, esta es una mujer verdadera", se ve aunque no abra la boca, se comporta como verdadero, como verdadera, dice la verdad, actúa con la verdad".