El Papa: 'El dolor de los migrantes clama a Dios'

Momento de oración en la Plaza de San Pedro, presidido por el Papa, en presencia de los participantes en el Sínodo, dedicado a quienes perdieron la vida a lo largo de las diversas rutas migratorias.

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“Las rutas migratorias de nuestro tiempo están pobladas de hombres y mujeres heridos y medio muertos, de hermanos y hermanas cuyo dolor clama a Dios”. Así lo exclamó el Papa Francisco en su oración por los inmigrantes y refugiados con los participantes en el Sínodo en la Plaza de San Pedro, frente a la escultura "Angels unawares", que representa el dolor de los migrantes

“A menudo se trata de personas que huyen de la guerra y del terrorismo, como lamentablemente vemos estos días”, denunció Francisco, estableciendo un paralelo entre la parábola del Buen Samaritano y la situación actual, de las rutas migratorias "que atraviesan desiertos, bosques, ríos y mares".

“¿Cuántos hermanos y hermanas se encuentran hoy en la misma condición que el viajero de la parábola? ¡Muchos! ¿Cuántos son asaltados, despojados y golpeados en el camino? Salen engañados por traficantes sin escrúpulos. Luego se venden como bienes comerciales. Son secuestrados, encarcelados, explotados y esclavizados. Son humilladas, torturadas y violadas. Y muchos, muchos mueren sin alcanzar jamás su objetivo".

La fraternidad nace de la compasión
Hoy –dijo el Papa- como en los tiempos del Buen Samaritano, "hay quienes ven y siguen adelante, dándose ciertamente una buena justificación, en realidad por egoísmo, por indiferencia, por miedo, ésta es la verdad"

“En cambio, ¿qué dice el Evangelio sobre ese samaritano? preguntó el Obispo de Roma, a lo que señaló: “Dice que vio al hombre herido y tuvo compasión de él. Ésta es la clave. El estilo de Dios es cercanía, compasión y ternura: éste es el estilo de Dios, y la compasión es la huella de Dios en nuestro corazón” y subrayó: “La compasión es la llave que marca el punto de inflexión, cuyo fruto es la fraternidad”.

“Como el buen samaritano, dijo, estamos llamados a estar hoy cerca de todos los viajeros, para salvarles la vida, curar sus heridas, aliviar su dolor. Para muchos, lamentablemente, ya es demasiado tarde y sólo nos queda llorar sobre sus tumbas, si es que las tienen, o el Mediterráneo habrá acabado siendo la tumba. Pero el Señor conoce el rostro de cada uno y no lo olvida”.

 

Migraciones, oportunidades para las sociedades
El Buen Samaritano, ayudando al pobre viajero, cumple los cuatro verbos "que resumen" la acción con los migrantes: acoger, proteger, promover e integrar, "los migrantes deben ser acogidos, protegidos, promovidos e integrados". Y así como las migraciones presentan problemas críticos hoy en día, también pueden representar oportunidades para sociedades "más inclusivas, más bellas y más pacíficas".

Todos debemos comprometernos a hacer que la carretera sea más segura, para que los viajeros de hoy no sean víctimas de los bandidos. Es necesario multiplicar los esfuerzos para luchar contra las redes criminales que especulan con los sueños de los inmigrantes. Pero es igualmente necesario indicar carreteras más seguras. Por ello, debemos comprometernos a ampliar los canales migratorios regulares.

Las políticas demográficas y económicas deben dialogar con las políticas migratorias, poniendo siempre en el centro a los más vulnerables. Luego debemos promover "un enfoque común y corresponsable para la gestión de los flujos migratorios, que parecen destinados a aumentar en los próximos años". 

El Papa concluye pidiendo estar cerca de los migrantes y refugiados que llaman a las puertas e invitando a un minuto de silencio para recordar a quienes han perdido la vida a lo largo de las distintas rutas migratorias.