El Papa Francisco presidió este martes 10 de septiembre, una misa al aire libre en la llanura costera Taci Tolu, con la participación de más de medio millón de personas, a quienes invitó a cuidar de los niños y construir el futuro de un "país joven".
Según las autoridades locales, asistieron a la misa unas 600.000 personas, es decir, casi la mitad de la población del país. Situado a unos 10 kilómetros de Dili, este es también el lugar donde se decretó la restauración de la independencia de Timor Oriental el 20 de mayo de 2002 y es el mismo lugar donde celebró la misa San Juan Pablo II, el 12 de octubre de 1989, aún bajo ocupación indonesia; En memoria de esta visita, el gobierno timorense erigió una capilla y una estatua del Papa polaco de seis metros de altura.
Francisco llegó directamente al altar, donde presenció un tradicional baile de bienvenida, antes de saludar a varias personas que le fueron presentadas por el primer ministro, Xanana Gusmão.
La multitud acudió al lugar desde primeras horas de la mañana, desafiando el calor; muchas personas llevaban un paraguas con los colores del Vaticano, amarillo y blanco.
Una danza tradicional timorense abrió la celebración de la misa. Luego, al caer la tarde, el Papa pronunció una homilía en español, deteniéndose para permitir que un sacerdote timorense tradujera sus palabras sección por sección al tetum, uno de los idiomas oficiales del país.
Nace un niño
El Papa comenzó su homilía recordando las palabras del profeta Isaías en la primera lectura: "Nos ha nacido un niño, se nos ha dado un hijo".
Estas palabras, dijo el Papa, se dirigían a los habitantes de Jerusalén y llegaron en "un momento de prosperidad para esa ciudad", pero también de "gran decadencia moral". A pesar de la gran riqueza de la ciudad, los pobres estaban abandonados y pasaban hambre, la infidelidad estaba muy extendida y la práctica religiosa "se reducía cada vez más a un mero formalismo".
Por eso, explicó el pontífice, el profeta Isaías vino a anunciar "un nuevo horizonte" abierto por Dios, que no los salvará "con el poder de los ejércitos, de las armas y de las riquezas", sino "con el don de un hijo".
Niños: Una bendición y una señal
"En todas las partes del mundo", continuó el Santo Padre, el nacimiento de un niño es un "momento luminoso de alegría y de fiesta", que suscita "un deseo de bien, un retorno a la pureza y a la sencillez".
"Es hermoso -prosiguió Francisco- que aquí en Timor Oriental haya tantos niños: son un país joven y podemos ver cada rincón de su tierra rebosante de vida".
Esto, subrayó el Sucesor de san Pedro, es un gran don, pero también un signo, un recordatorio de la importancia de "dar espacio a los niños, a los pequeños, acogerlos, cuidarlos".
Hacerse 'pequeño'
El nacimiento de un niño es también una lección, afirmó el Papa, sobre la importancia de hacerse "pequeño".
"No tengamos miedo -exclamó el Papa- de hacernos pequeños ante Dios y ante los demás, no tengamos miedo de dar nuestro tiempo, de revisar nuestros proyectos sacrificando algo para que un hermano o una hermana pueda mejorar y ser feliz. No tengamos miedo -prosiguió el Papa- de redimensionar nuestros proyectos cuando sea necesario, no para disminuirlos, sino para hacerlos aún más bellos con el don de nosotros mismos y la acogida de los demás".
La sonrisa de un niño
Al final de la misa, el Papa Francisco volvió a subrayar la importancia de cuidar a los niños, con un breve discurso improvisado.
El Papa habló de un pueblo timorense que visitó durante su estancia en el país y dijo que lo mejor de allí era "la sonrisa de sus niños".
"Un pueblo que enseña a los niños a sonreír", afirmó el Papa, "es un pueblo con futuro".
Sin embargo, el Papa también lanzó una advertencia, instando a sus oyentes a tener cuidado con los "cocodrilos" que "quieren cambiar su cultura, quieren cambiar su historia".
"Les deseo que sigan teniendo muchos hijos", concluyó el Papa Francisco. "Cuiden a sus hijos, pero cuiden también a sus mayores, que son la memoria de esta tierra", concluyó.
La misa votiva de la Santísima Virgen María Reina se celebró en portugués, tetum y otras seis lenguas locales: macassai, mambai, bunaque, galóli, baiqueno y fataluco.
Timor Oriental, con más del 95% de católicos en su población, es uno de los únicos países asiáticos donde la Iglesia católica es mayoritaria, junto con Filipinas; La Iglesia timorense tiene tres diócesis: Dili, Baucau y Maliana.
En 2019, el Papa decidió crear la provincia eclesiástica de Díli, en Timor Oriental, nombrando a monseñor Virgílio do Carmo da Silva como primer arzobispo metropolitano del territorio.
FUENTE: aica.org