Francisco: 'El Espíritu Santo expande y une a la Iglesia'

Desde la Plaza de San Pedro, el Papa reanudó su ciclo de catequesis sobre el Espíritu Santo. Subrayó que la universalidad no compromete la unidad de la Iglesia.

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El Papa Francisco destacó el papel del Espíritu Santo en la expansión de la misión de la Iglesia a todos los pueblos, fomentando al mismo tiempo la unidad desde dentro.

Dirigiéndose a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para la audiencia general del 9 de octubre, el Santo Padre reflexionó, en esa línea, sobre el profundo papel del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia.

Reflexionando sobre algunos pasajes de los Hechos de los Apóstoles en su catequesis, el Santo Padre destacó dos movimientos primarios del Espíritu: su poder para expandir el alcance de la Iglesia a todos los pueblos y su capacidad para consolidar la unidad dentro de la Iglesia misma.

El pontífice comenzó narrando el día de Pentecostés, describiendo cómo "todos quedaron llenos del Espíritu Santo", lo que permitió a los apóstoles hablar en diversas lenguas y anunciar a Jesucristo a las multitudes. Ese signo milagroso, señaló, no fue sólo una manifestación del poder divino, sino un mensaje claro de que la misión de la Iglesia es universal. "El Espíritu Santo es quien asegura la universalidad y la unidad de la Iglesia", explicó Francisco.

La conversión de Cornelio
Al  respecto,  el Papa recordó dos ejemplos claves de los Hechos de los Apóstoles para subrayar cómo el Espíritu "favorece la universalidad". El primero fue la conversión de Cornelio, que marcó un momento decisivo, en el que "los Apóstoles ensancharon su horizonte" y rompieron las barreras entre judíos y paganos. Fue como un "segundo Pentecostés", que muestra que la acción del Espíritu continúa y empuja constantemente a la Iglesia a acoger a nuevos pueblos.

El sucesor de san Pedro también recordó el viaje misionero de san Pablo, cuando al Apóstol le fue inicialmente "prohibido por el Espíritu Santo" predicar en Asia Menor, y luego fue redirigido, por medio de una visión, a Macedonia. Este episodio ilustra que el Espíritu no sólo promueve la expansión étnica sino también "la expansión geográfica", dijo el Papa, guiando a la Iglesia a anunciar el Evangelio en nuevas tierras.

El Concilio de Jerusalén
El segundo movimiento del Espíritu Santo, continuó el Papa, es su trabajo de crear y salvaguardar la unidad. Señaló en esa línea el Concilio de Jerusalén, donde los Apóstoles y los demás primeros cristianos debatieron si los gentiles conversos debían seguir la Ley Mosaica. La solución, anunciada con las palabras: "Ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros...", fue el resultado del diálogo, la oración y el discernimiento, dijo el Papa. A la luz de esto, señaló el Papa Francisco, se observa que el Espíritu "no siempre crea la unidad de repente, con acciones milagrosas y decisivas", sino que a menudo actúa de "manera discreta", respetando los procesos humanos y las diferencias, "de manera sinodal".

El Espíritu Santo es como el alma de la Iglesia
El Santo Padre recordó después las palabras de san Agustín, que comparaba el Espíritu Santo al alma de la Iglesia: "Como el alma es del cuerpo del hombre, así el Espíritu Santo es del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia". Esto, explicó Francisco, pone de relieve que el Espíritu no crea la unidad desde fuera o por mandato, sino que "Él mismo es el vínculo de unidad" dentro de la Iglesia.

Al concluir su catequesis, el Papa invitó a los fieles a aplicar esa lección en su vida personal, señalando que "la unidad de los cristianos no se construye esperando que otros nos alcancen donde estamos, sino caminando juntos hacia Cristo". Esto, señaló, se aplica no solo a la Iglesia en su conjunto, sino también a las relaciones cotidianas, dentro de los matrimonios, las familias y las comunidades.

Por último, el pontífice pidió a los fieles reunidos que recen por la ayuda del Espíritu Santo para convertirse en "instrumentos de unidad y de paz", tanto dentro de la Iglesia como en el mundo.

Oraciones por la paz
Al finalizar la catequesis, el Santo Padre recordó a los fieles que octubre es el mes del rosario. Invitó entonces a rezarlo todos los días y pidió que se encomendara a la Virgen María todos los que sufren, en particular, "a los atormentados por Ucrania, Sudán, Myanmar, Palestina e Israel".

FUENTE: aica.org