La escalada comercial que inició el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha calado hondo en los distintos países, principalmente en China, nación con la que mantiene una disputa especial. Sin embargo, las medidas y anuncios que se suscitan de avances y retrocesos en estos gravámenes implican que la situación está en una especie de impasse, sostenido por los intereses estadounidenses de querer imponer aranceles a ciertos productos y otros no, porque esto perjudica a su propia economía.
Sin embargo, surge en esta disputa otro factor, por los aranceles recíprocos, que podría ponerlos en jaque. Ya no es tanto el problema de los gravámenes a la industria, sino como estos podrían perjudicar a una parte de la producción muy pujante en los Estados Unidos: la construcción.
Muchas materias primas y productos para la construcción EE.UU. los importa desde China. Foto: Unsplash.
Estados Unidos se puede ver perjudicado por los famosos aranceles dado que más del 6% de todos los insumos del sector del país norteamericano dependen directamente de China, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La dependencia en la industria de la construcción entre estos dos gigantes países es notable. En primer lugar, EE.UU. importó cerca de 152.000 millones de dólares en equipos pesados (el 27% de sus compras totales de estos productos). También, el 20% de aparatos mecánicos tales como grúas, lo que se traduce en 117.000 millones de dólares (según datos del Departamento de Comercio norteamericano).
En cuanto a los materiales de construcción, Estados Unidos importó productos por un valor de 13.000 millones de dólares, lo que representa el 7% del total utilizado para edificar nuevas viviendas, según datos de la Asociación Nacional de Constructores.
Estados Unidos mantiene una dependencia con el mercado chino en cuanto a los materiales para la construcción. Foto: Grok.
Entre las materias primas más destacadas se encuentra el acero, del cual el país norteamericano adquirió alrededor de 19.000 millones de dólares a China para utilizarlo en estructuras. También son significativas las importaciones de mármol y aluminio, mientras que el cemento se compra en menor medida.
No obstante, las mayores preocupaciones se centran en el vidrio y el plástico industrial. En ambos casos, China no solo lidera el mercado mundial, sino que además ofrece precios altamente competitivos. Debido a la limitada producción interna de estos materiales en Estados Unidos, su reemplazo se presenta como un gran desafío.
Por tanto, se prevé que los nuevos proyectos de construcción se detendrán de manera notable en los próximos meses, al menos hasta que se resuelva la situación actual, se encuentren fuentes alternativas de insumos que puedan reemplazar a los provenientes de China, o disminuya la incertidumbre y se retome la actividad, aunque sea con precios más elevados.
Esta paralización llega en un contexto especialmente complejo, en el que, al igual que en muchas otras partes del mundo, el sector inmobiliario y de la construcción enfrenta serias dificultades. Años de inflación persistente y elevados tipos de interés han golpeado con fuerza al mercado y a las empresas del rubro. En consecuencia, esta situación probablemente contribuirá a un nuevo aumento de precios, en un escenario donde la escalada ya parecía imparable.
Hay que tener en cuenta que la industria de la construcción moviliza cerca de 1,83 billones de dólares y esto representa cerca del 3,15% del Producto Bruto Interno (PBI) de los Estados Unidos. Otro punto no menor para entender la potencial crisis del sector en el país del norte podría vincularse con las deportaciones masivas que ha impulsado Trump desde que asumió como presidente, lo que quita trabajadores en el sector, algo que a futuro podría elevar el costo final de las viviendas.
FUENTE: canal26.com