Orlando y María nos llevaron 90 años atrás

Compartieron vivencias y valores de su niñez y juventud en la década del 30.

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En la tarde de la Nueva Nueve María recordó que "yo vine de Italia de chiquita y todo fue muy difícil. No tenía tanto tiempo para jugar porque había que ocupar el tiempo en aprender el idioma y ayudar en las tareas de la casa. Recuerdo especialmente a mi abuelo paterno que me enseñó a ayudar a la gente, a ser servicial y especialmente a rezar".

En tanto Orlando comentó en Aires del Interior que "yo nací en La Rubia, departamento San Cristóbal, y a los 10 años por problemas entre mis padres me vine con mi vieja a Santa Fe. Fui un tiempo a la escuela pero al poquito tiempo ya salí a trabajar porque una noche en casa sólo había una taza de café y un pan para comer, así que le dije a mi mamá yo salgo a trabajar, y nunca más dejé".

Ambos rescataron en la charla con Gustavo Galoppo que se respetaba la palabra de los padres, no se discutían las decisiones que ellos tomaban, el respeto a los mayores, la fe como herramienta clave para salir adelante.

"Yo visité los enfermos durante 25 años en el Hospital Cullen -dijo Mará De Michellis de Wasermann- y llevo ala comunión a las casas de familia aún al día de hoy, camino todos los días desde mi casa hasta dónde me toque. Y estuve más de 30 años con el Padre Catena trabajando en la escuela que tenía en el barrio Villa del Parque. Y hoy con mis 90 años recién cumplidos mi alimento es la comunión en la misa diaria, nada mejor que eso" aseguró.

"En mi caso -comentó Orlando Magorno- fui fundador del Servicio Sacerdotal de Urgencia donde estuve casi 30 años y trabajé en el Hogar San Vicente de Paul dando una mano ahí. Siempre me gustó jugar al tenis -dijo- y hoy con mis 91 años voy y vengo a todos lados en bicicleta. Conocí a Cristo en un retiro de cursillo y desde ahí que la comunión todos los días es mi gran alimento. Tengo una familia que adoro, mis hijas y mis nietos son toda mi vida" expresó en los estudios de la radio.

Una vuelta al pasado con dos personas de 90 años cada una, que son ciudadanos comunes, que vivieron otra época, con valores como el respeto y el trabajo. "Antes no era necesario firmar ningún papel -dijo Orlando- solamente con el apretón de manos uno asumía el compromiso y cumplía con lo acordado".

Como dijo el Papa Francisco: Los jóvenes son los que caminan rápido y tienen que hacerlo, pero los viejos son los que conocen el camino. 

Y hoy en la tarde de la Nueva Nueve te invitamos a caminar con quienes ya conocen el camino desde la década del 30.

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