Landriscina: "Favaloro fue el último prócer argentino"

La Cámara de Senadores reconoció al humorista y al monje por su aporte a la cultura nacional. El primero vivió algunos años en Pedro Gómez Cello y el religioso nació en Malabrigo. René Favaloro, Carlos Mujica y Osvaldo Catena se metieron en la charla con El Litoral.

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Días atrás, la Cámara de Senadores reconoció a Luis Landriscina y a Mamerto Menapace, por el aporte de ambos a la cultura nacional. Chaqueño de nacimiento el primero, santafesino el segundo. Ambos formados en escuelas rurales del norte santafesino donde aprendieron a leer y escribir, coinciden hoy en la defensa de valores como Patria, diálogo, escuchar al otro, no agredir.

Parte de la rica charla con ambos se detiene en la figura de René Favaloro, muy amigo de Landriscina y a quien todavía hoy le duele la decisión de quitarse la vida "para no despedir a 300 empleados" de la Fundación que presidía como le indicaron los auditores. Previa a la drástica decisión, el cardiocirujano había realizado un retiro en el monasterio de Los Toldos con Menapace.

"Sentí mucho su muerte", insiste para recordar que semanas antes, al verlo deprimido, lo llevó engañado a su casa para festejar el cumpleaños con amigos como Julio Marbiz o Juan Carlos Saravia. Menapace rememora el bautismo de la primera nieta de Landriscina cuando Favaloro fue padrino. "Le ví caer lagrimones y después explicó que recién en ese acto entendió qué significa el bautismo y ser padrino", refieren a dúo.

Menapace refiere a que el cirujano estuvo dos días de retiro con su novia con la que planeaba casarse el 15 de agosto del 2000. "Hay una frase en las charlas que tuvimos que me impresionó porque me pareció más una inmolación que un suicidio: si mi palabra no sirvió, el silencio los va a sacudir, me repitió. De hecho lo que no le pagaban desde el Estado, a los dos días de la inmolación llegaron los cheques para salvar a la fundación". Landriscina señala que después del suicidio se enteró del resultado de la auditoría que le pidiera despedir a 300 empleados. "Allí decidió ese final y este señor (por Manapace) le hizo dos misas y le pidió a los participantes que recen". El religioso recuerda que le solicitó a la movilera de Crónica que transmita la ceremonia si quería, "pero que con esa sangre no haga morcilla".

"El que no trató con él, no pudo saber de su austeridad, su sentido de la ética, cómo le dolía la Patria. Favaloro es el último prócer argentino", afirma -emocionado- Landriscina.

En la charla, se mezclan anécdotas de varios personajes argentinos de los cuales el chaqueño fue muy amigo como los automovilistas Froilán González, Juan Manuel Fangio u Oscar Gálvez. También Menapace refiere a la contención que hizo en el convento del padre Carlos Mugica del cual se cumplieron 50 años de la ejecución en los últimos días, y de Osvaldo Catena, un cura que dejó un gran recuerdo y un gran trabajo pastoral en el oeste de la ciudad de Santa Fe.

"En los últimos cuatro años de vida, Mugica hizo retiros espirituales en el monasterio. Los hizo con curas que no se llamaban curas villeros sino curas para las villas. Eran varios y venían con un gran teólogo. Me tocaba motivarlos desde la Biblia en el tema de la liberación sobre todo. Liberar ¿qué y para qué? ¿Qué es lo que está oprimido y liberarlo? Es como el trigal libera la fertilidad de la tierra y la convierte en trigo. El incendio, en cambio quema todo el pastizal y punto. Esa idea era muy fuerte y me la quería realmente inculcar y la tomaban muy en serio, pero era apasionado. Carlitos Mugica era ingenuo en muchas cosas, pero muy noble. Carlitos era demasiado porteño, no eran curas villeros, eran curas para las villas. En cambio, Osvaldo Catena era un cura con todas las letras, lo tuve ocho años escondido en el monasterio de Los Toldos. Catena era auténtico, era incapaz de generar enemigos, un hombre buenazo. Capaz de codearse con los mejores músicos y también con la gente del pueblo sencilla del barrio", recuerda.

"Estoy en el monasterio de Los Toldos y no hago nada, atiendo a la gente. La mente está bastante bien, tengo algún problema cardíaco y a veces me falta del aire" señala el monje benedictino Menapace al sentarse a charlar con El Litoral y con el colega Gustavo Galoppo en la previa al reconocimiento que el Senado. Nació en Malabrigo, dpto General Obligado. Luis Landriscina es chaqueño y aprendió a leer y escribir en una escuela rural de lo que hoy es Pedro Gómez Cello, dpto San Justo. "Allí aprendí a cantar el Himno" señaló para admitir que le emociona aún hoy escuchar Aurora.

"Tengo dos honoris causa pero no soy doctor", señala el chaqueño y enseguida Menapace refiere a que terminó sexto grado. Ambos remisos a moverse de sus lugares de residencia por la edad y algunas dolencias. Menapace reside en el convento en Los Toldos, provincia de Buenos Aires y Landriscina debió volverse de Colonia del Sacramento, en Uruguay, para ayudar a uno de sus hijos con problemas de salud.

Desde el año 1992 están relacionados. "Me puse un poco a la sombra de don Luis porque quería aprender porque, sin darse cuenta inventó una forma de contar que es extraordinaria. No cuenta, pinta una realidad. Cuando describe un boliche, un comisario, decís yo lo conozco. Ves a la gente como sigue los gestos. Es impresionante ver el tipo de empatía que creaba en el público". Landriscina pondera al sacerdote que hizo de nexo entre ambos, el padre Juan Pablo (Juan Pablo III le dice) con gran tarea social en Virreyes, partido de San Fernando, en pcia de Buenos Aires y que incluso los trajo a Santa Fe.

Landriscina niño llegó a Santa Fe con sus padres adoptivos a la estancia San Pedro de la familia del General Obligado para trabajar en el obraje donde hacían rollizos para La Forestal. "Allí fui a la escuela, una escuela rural, éramos 12 familias. Era Desvío Kilómetro 187 del ferrocarril francés, ahora es Pedro Gómez Cello. Dos aulas, siete grados; una directora, una maestra y con las láminas de Billiken, colgadas en la pared, conocí la cara de los próceres, de los símbolos, aprendí a cantar el Himno, me emocioné al izar la bandera. Todo en la primaria que es cuando el cerebro del joven o del chico está para absorber todo", señala.

Menapace nació en la estancia La Sarita, en el monte santafesino, propiedad de los Vicario. "Soy el noveno de trece, pero no todos vivos, los demás trabajan" ironiza. "Mis hermanos dicen que me hice cura porque no me gustaba el trabajo en el campo". También hizo su escuela en zonas rurales con una o dos docentes para todos los chicos.

Francisco

Ambos conocen personalmente a Jorge Bergoglio o el Papa Francisco. "Él es la repetición de lo que era acá, andar en colectivo, tener contacto con la gente. A una iglesia siempre copado por los italianos lo único que les gustó es el apellido. Se quedaron atorados aunque muchos pidieron que acepte ser Papa. En la Argentina creemos que es un papa para nosotros y él tiene que ocuparse del mundo. Que no se ponga de acuerdo con algunos pensantes de acá no quiere decir que nos quiera o que no sienta el país", dice Landriscina.

Menapace advierte que "es porteño y jesuita. Es muy hábil, estoy encantado por la línea pastoral que ha dicho que no somos una iglesia cerrada. Dios quiere a todo el mundo. Dios está arriba. Algunos cuestionan que bendiga a un divorciado y por qué no. No bendice al divorcio, bendice a una persona. Si le llevo comida a un preso no favorezco al crimen, estoy dando pan a un hambriento que está en la cárcel. Antes, no había una actitud piadosa para con la mujer o el hombre separado. Cuando juzgamos a alguien lo hacemos para condenarla, no para absolverla. Solo tiene derecho a juzgar el que tiene derecho a salvar, nos decía un profesor de teología. Si no puedes salvar, no juzgues".

Luis Landriscina nació el 19 de diciembre de 1935 en Colonia Baranda, paraje de la Provincia del Chaco, trasladándose años más tarde a la localidad de Villa Ángela. En 1944 llegó a Pedro Gómez Cello (km 187) procedente de Villa Ángela (Chaco). Adolescencia y primera juventud en Villa Angela. En 1964 integrando la delegación artística del Chaco, participó en el Festival Nacional del Folklore de Cosquín, donde obtuvo su consagración como recitador y cuentista.

De allí en más el reconocimiento por los escenarios del país y actuaciones en Chile, Uruguay y Paraguay, países de Europa y Estados Unidos.

Mamerto Menapace es monje benedictino y escritor. Nació el 24 de enero de 1942 en Malabrigo. En 1952, con diez años ingresó al Monasterio Benedictino de Santa María de Los Toldos, partido de General Viamonte de la provincia de Buenos Aires.

Se recibió de maestro en el Instituto de los Hermanos Maristas de Luján, en diciembre de 1958. En febrero de 1959 comenzó su noviciado como monje en la Orden de San Benito, profesando en Los Toldos el 2 de febrero de 1960, donde a continuación inició sus estudios de Filosofía. Realizó sus estudios de teología en el Monasterio Benedictino de Las Condes, en Chile, y allí fue ordenado Diácono por el cardenal Raúl Silva Henríquez, en 1966. Ese mismo año fue ordenado sacerdote en el Monasterio de Los Toldos por el entonces Obispo de Nueve de Julio (Buenos Aires), Mons. Antonio Quarracino. Durante todo el año 1968 cursó estudios de Biblia e idiomas en Roma y Suiza. En 1974 fue elegido Prior en Los Toldos donde fue el primer abad del lugar. Fue elegido Abad Presidente de la Congregación Benedictina de la Santa Cruz del Cono Sur, que reúne a los monasterios benedictinos y trapenses de monjes y monjas de Chile, Paraguay, Uruguay y Argentina, en junio de 1995 y sigue ejerciendo en la actualidad. Desde 1976 publicó 52 libros a través de la Editora Patria Grande, con temas que van desde el encuentro con Dios al crecimiento en la fe. En 1994 recibió el Premio Konex - Diploma al Mérito como uno de los cinco máximos exponentes de la Literatura Juvenil.

FUENTE: ellitoral.com