La Hermana Pardo Suárez es colombiana y vivió los inicios de su tarea pastoral en Medellín, ciudad donde residía el narco Pablo Escobar. "Nuestro trabajo evangélico y de servicio nunca lo dejamos, pero muchas veces debíamos salir disfrazadas para visitar las familias porque la muerte violenta estaba a la vuelta de cada esquina" recuerda.
En cuanto al miedo de estar en territorios tan peligrosos la Hermana dijo que "la verdad nunca tuve miedo porque confío en la protección de mi Señor, pero aún con la ayuda de la fe, muchas veces la gente quedaba paralizada por el temor".
En Santa Fe
En otro tramo del díalógo con el programa Aires del Interior, la Hermana María Elisa Pardo destacó la tarea de su Congregación en la ciudad de Santa Fe, destacando especialmente el rol de ayuda a numerosas familias en épocas de la inundación.
También destacó que "en su segunda vuelta para trabajar en la Argentina, hace diez años, encontró cada día una ciudad de Santa Fe más violenta. No hay noche que no escuchemos tiroteos acá en el barrio San Agustín - aseguró -, y vemos que siempre hay detenciones pero de quienes son los más pequeños de las bandas. A los jefes y verdaderos responsables de la violencia nunca los detienen, realmente es muy sorprendente".
Con motivo del día de San Faustino Míguez se realizó una celebración religiosa en la Parroquia San Agustín que pastorea el Padre Axel Arguinchona, con participación de las instituciones educativas del barrio y del grupo de laicos que trabajan con las familias y que orientan las Hermanas Calasancias llamado "misión compartida".
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